Las mujeres conocemos poco nuestros cuerpos, y hasta nos cuesta nombrar algunas partes. Desde la sexología y la psicología, avanzan propuestas para tratar problemas --como la incontinencia urinaria, el vaginismo y la dispareunia-- y mejorar la calidad de nuestra vida sexual.
Georgina Elustondo
gelustondo@clarin.coM
Por pudor, por ignorancia o por infinidad de tabúes que, durante siglos, pusieron distancia entre nosotras y nuestros cuerpos, las mujeres conocemos poco (y, muchas veces, mal) nuestros órganos sexuales y genitales, nuestros rincones más íntimos. Ni siquiera sabemos muy bien cómo nombrar el pubis y la vagina porque la cultura, hilvanada a lo largo de un sinfín de generaciones, se encargó de llenar algunas palabras de vergüenza y nos privó hasta la posibilidad de llamar a las "cosas" por su nombre.
"Ahí abajo" es, todavía y para muchísimas mujeres, un territorio de ajenidad. "Parece algo del pasado, pero no lo es. Nos sigue sorprendiendo encontrar una enorme cantidad de mujeres, de distintas edades, que no saben siquiera cómo se llaman sus órganos sexuales. Muchas jamás se han mirado con un espejo para reconocerse, para aprenderse. Sigue habiendo mucho pudor y mucho silencio en torno a estos temas", dice Viviana Tobi, psicóloga, sexóloga, al frente de Tobi Natal (www.tobinatal.com.ar), un instituto que nació ligado a los temas y problemáticas relacionados a la maternidad y que hoy amplía sus horizontes hacia todo lo que involucra al cuerpo de la mujer y a la pareja en general.
En ese marco, impulsa una nueva terapia orientada al tratamiento de diferentes trastornos, como la incontinencia urinaria, el prolapso, el vaginismo y otras disfunciones sexuales. Se llama "educación perineal", y es una propuesta para que la mujer se encuentre con una zona de su cuerpo de vital importancia para su genitalidad y su salud sexual. "Brinda la posibilidad de recuperar la conciencia de una zona del cuerpo fundamental de sostén y pasaje como es el suelo pélvico, y apunta a promover un mayor conocimiento a favor de una mejor vida sexual", explica Tobi.
Nuestro cuerpo
Empecemos por el principio: "ahí abajo" las mujeres tenemos el pubis (la vulva, el Monte de Venus), los labios internos y externos, la vagina, el clítoris, la uretra, el periné y el ano. Tenemos distintos esfínteres y diferentes músculos pelvianos. Y tenemos, a su vez, los órganos sexuales internos, más ligados a la reproducción: los ovarios, el útero y las trompas de Falopio.
Un buen lugar en la web para sumergirse en las profundidades del cuerpo femenino es una guía interactiva de la BBC de Londres. Otra opción en Internet para aprender sobre nosotras y charlar del tema con nuestras hijas es Practicopedia.com. Allí un excelente video muestra cómo funciona el aparato reproductor femenino.
El periné o perineo es un músculo que sostiene los órganos situados al nivel de la pelvis. Es muy pequeño, pero aguanta el peso de varios órganos, interviene en la expulsión de las heces, los gases y la orina y, gracias a él podemos, expandir o contraer la vagina durante las relaciones sexuales. Por eso es importante conocerlo, "manejarlo" y tonificarlo.
Una de las ventajas de desarrollar la capacidad de activar ese músculo a conciencia es resolver problemas de incontinencia urinaria, un problema que afecta a entre un 20 y 30% de las mujeres al levantar peso, correr, saltar, toser o estornudar. "Esto se debe al aumento de la presión abdominal sobre la vejiga cuando los músculos del suelo pélvico están debilitados. Esta disfunción de los músculos del periné suele presentarse aún con mayor frecuencia durante el embarazo, el post parto y a partir de la menopausia", dice Tobi.
El trabajo sobre el suelo pelviano también permite resolver disfunciones sexuales. "Los músculos pubocoxígeos juegan un papel central en la vida sexual de la mujer por dos motivos: deben ser capaces de relajarse para permitir una penetración vaginal placentera, y deben tener, a la vez, una buena tonicidad para lograr una respuesta orgásmica satisfactoria", precisa la sexóloga.
Los sexercicios de Kegel
Esto fue lo que descubrió el doctor Arnold Kegel a mediados del siglo pasado, cuando desarrolló sus ejercicios de fortalecimiento muscular del periné. Comprobó que sus pacientes no sólo resolvían problemas de incontinencia urinaria sino que comenzaban a tener mayor frecuencia e intensidad en los orgasmos, y algunas reportaban incluso haberlo experimentado por primera vez.
Desde entonces, la práctica de los ejercicios Kegel (o los "sexercicios", como se los llamó también), pasó a ser un recurso básico en los tratamientos de disfunciones sexuales, dificultades orgásmicas femeninas y hasta para el control eyaculatorio en las consultas por eyaculación precoz masculina.
La forma en que aborda el tema el Centro de Educación Perineal Psicosexual (CEPPS) de Tobi Natal es transdisciplinaria. Hay talleres grupales, consultas individuales y un novedoso programa de educación perineal psicosexual, apoyado en un equipo de "biofeedback" o retroalimentación, que está conectado a una computadora con un software específico y permite medir y observar en pantalla la respuesta fisiológica de cada mujer ante determinados estímulos. "Esto representa un incentivo importante para la practicante ya que al visualizar su esfuerzo, puede mantener y reorientar la localización de su trabajo", explica Tobi.
"Cuando la mujer tiene dificultades para realizar las contracciones por sí misma, se recurre a una electroestimulación pasiva, que ayuda además a rehabilitar una musculatura debilitada. Se emplea para ello una amplitud de intensidad tolerable, que no produzca dolor", agrega.
Los tratamientos incluyen videos y material didáctico orientados a aprender sobre el propio periné y el significado que éste tuvo en la historia psicosexual personal. A loa largo de las sesiones, se realizan ejercicios de vitalización perineal, respiratorios, posturales y de la llamada "gimnasia abdominal hipopresiva", que resultan muy eficaces si se practican con regularidad.
Otros recursos en los que se apoya el tratamiento son los conos vaginales, los huevos de jade, o los ejercitadores pélvicos, que pueden resultar muy útiles para seguir ejercitando en casa. "Todos estos ejercicios ayudan a irrigar la zona genital, a aumentar la tonicidad y vascularización de la vagina, a familiarizarse con el contacto de la zona y a incrementar las posibilidades de acceder al climax sexual, para vivir orgasmos más intensos y recuperar la confianza en la propia genitalidad durante las relaciones sexuales", propone Tobi.
Si bien está dirigido a las mujeres en cualquier momento de sus vidas, está especialmente recomendado durante el post-parto, a partir de la menopausia y a mujeres con vaginismo y que sufren dolor durante las relaciones sexuales.
FUENTE:www.entremujeres.com
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